Mi Espejo Apagado




Bogotá 07 de Septiembre de 2024

Carlos Uzcátegui B.



Miraba fijamente al espejo de la vida, pensaba que ese día iba a reflejar como de costumbre y entonces, me di cuenta que ese espejo que siempre me había estado contando la historia que yo quería escuchar, se había apagado.


La vida había sido como es y no como yo la quería recordar, la historia de los verdaderos recuerdos había estado apagada por mucho tiempo y apenas hoy me di cuenta. 


Fue renacer con un nuevo color en mi vivir.


El espejo que hoy se apagó, me contaba la historia que él sabía que yo quería recordar. 


Hoy me encontré con mi verdad y me gustó más, seguramente ayer no hubiese estado listo para escucharla.


Hubiese sido difícil cargar con tantos errores,  sin tener la madurez para aceptarlos,  la capacidad de amor propio para perdonarme y la humildad para inclinarme cada mañana a decirle a Dios :gracias por esperarme.


Mi vida no había sido tan épica, quizás no fui tan valiente como me quise ver en el espejo que me había fabricado. 


Fué más fácil de lo que el miedo me dejó ver.


El espejo apagado me contaba lo que hice a mi manera, y me ocultaba mis faltas de amor para con tantos.


No me dejó revelarme mis propios secretos, los que el espejo apagado ocultaba con sonidos extraños que  sonaban a música con tal de no dejarme sentirlos.Era magia, pensaba yo. Ahora los escucho claros y sin ruidos.


Mi viejo espejo mostraba jarrones de porcelana para adornar mi historia. No reflejaba mis pensamientos , mi desconcierto espiritual, mi fábrica de excusas para verme mejor y contarme la vida perfecta.


Hoy veo el espejo apagado y avergonzado de haber participado en mi juego. Sorprendido en su buena fe, creyó todo lo que mi ego le contó. 


Hoy le digo, no te avergüences espejo, gracias a eso pude superar mis monstruos y enterrarlos en el fondo de la laguna azul. 


Hoy registré en mi recuerdo las veces que el ángel de la muerte se acercó a buscarme y cómo erró en su afán de llevarse mi alma aturdida.


Cuando el espejo se apagó, aparecieron esos instantes donde sobreviví mi locura y que nunca supe agradecer como lo hago hoy.


Reviví todas las emociones , las que me hicieron llorar y las que  me hicieron feliz. El espejo apagado , me dejo recordar el sonido lejano de los momentos difíciles, esos que parecían de eterno dolor y me hizo agradecer de nuevo, ya pasaron.


Y si vienen otra vez, los veré distinto, los agradeceré y sabré que también pasarán.


Mi abuela decía, no hay escándalo que en cinco días no se olvide.


Y siendo sincero, le importamos a muchas menos personas de las que pensamos. Me lo enseño un amigo que cambió mi vida.


Vanidad , ego y vanidad. De eso estaba hecho el espejo apagado.


También los momentos hermosos estaban en ese espejo, cuando la luna anunciaba en la noche clara, que la luz del día que vendría te haría el ser más feliz del mundo. Que serias el rey del mundo por un instante y que valió la pena esperarlo. 


Son momentos que valen la vida por un instante.


El espejo apagado parecía agonizar en su celoso afán de ser el contador de mis historias, con angustia, preguntó si podía permanecer a mi lado para el resto del camino. 


Agradecí su intención y le pedí que se fuera a reposar su esfuerzo.


Mis nuevos recuerdos de vulnerabilidad me acompañarán ahora.


Los disfruto y me hacen vivir el sonido de mis pasos.


No quise hacer sentir mal a mi espejo apagado. Le agradecí por todo.


El espejo apagado intentó pedir perdón, me anticipé: fue mi culpa, dije,  yo fuí quien eligió como pintar mis recuerdos.


Hoy no necesito recordar mi historia decorada con jarrones ,ahora me la cuento sin censura ni ediciones, la amo como es , la que me trajo a ser lo que hoy soy.


Gracias espejo apagado, hoy tengo recuerdos y luces que iluminan el camino que recorro todas las tardes, cuándo salgo a comprar pan caliente para las onces.


Y en las mañanas,  perseguir por el parque a Tommy, cuando sin miedo a la vida, trata de alcanzar a perritos desconocidos que salen a cada mañana a abrazar al sol.


Quizás soy el penúltimo romántico, que disfruta ver a su ser especial alimentar con migas del pan que recoge de la mesa y carga en una bolsita usada en su bolso mágico, para llevarlas a los copetones del árbol del colegio del frente y hablar con ellos, sobre lo injusto de la vida.


Verla convertirse en  la heroína que espantó a las mirlas y los hizo libres por una mañana. 


Y amar ese momento.


Quizás, espejo apagado, pero sabes ahora, disfruto la vida así con viento, con lluvia, con sol, sin mirlas por un momento en la mañana y a veces, con luna llena en la tarde, sin los jarrones que usaba para contarla, empiezo y termino la vida cada día. 


Mañana me contaré de nuevo la vida sin juzgarme.  


Gracias por tanto, espejo apagado. 


Me ayudaste a llegar hasta el momento donde pude vivir sin tu reflejo y abrazar las piedras de mi camino, de las que está hecha mi vida.





Todo pasa y todo queda,

pero lo nuestro es pasar.

Pasar haciendo caminos

caminos sobre la mar.


                    Joan Manuel Serrat 




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