El barrio quedó en silencio




Bogotá 13 de Septiembre de 2024

Carlos Uzcátegui B.


Y el barrio quedó en silencio. Los llamados al café con pasantico* cesaron de repente. La agitada vida de las dos mujeres que llenan mis días parece callar por un tiempo. 


Digo agitada porque quien no convive en sus conversaciones y en su callada manera de hacer viajes al polo norte sin trineo, no se imagina la locura que se vive en el "apacible" palacio de la reina y la princesa.


Todo sucede en un minuto y se cambian los planes diez veces a los otros cinco minutos. 


Tienen el  poder de inventar la forma más complicada de hacer las cosas. Pero funcionan, lo que frustra mi firme propósito de ser minimalista y lo más estoico posible en mi manera de hacer los días.


Hace dos domingos me invitaron a un filet mignon y a un vino tinto, aprendí: crónica de un loco viaje no anunciado.


Reservan por tres aerolíneas un viaje, con distintas escalas y cupos de maletas distintos.


Los pasajes los tramita una extraña funcionaria de Singapur Airlines que tiene un amigo en Miami, tiene acceso a no sé qué, hackea el sistema,  elige horarios y rutas insólitas.


Una maleta, la grande de 23 Kilos, solo lleva ponqué Ramo, achiras del Huila, arepas costeñas de huevo congeladas , una camiseta de la selección Colombia, tres bolsas huascas para el ajíaco y una bolsa de café sin marca, que llegó de Armenia apenas antes de meter la maleta en bodega.


Faltaban por incluir los "por si acaso"...


Llegué a la casa en medio de la locura, me tocó pesar la maleta cinco veces y cuando todo parecía estar listo una de las iluminadas dice: "mejor cambiamos de maleta" y todo comienza de nuevo.


Fueron 72 horas para preparar el fulano equipaje, después de una delicada y clandestina planificación de 18 días, que cambió totalmente cuatro veces en las últimas 24 horas. 


La que llevaba la maleta tuvo que dejarla. Hubo cambio de planes , otra vez.


Es una casa llena de milagros, bendita, donde no hay tanto como se pueda imaginar y todo abunda , no hay tesoros y todo brilla, no hay cantantes y todo suena a música de ángeles. 


Eso es una vida hecha con mucho amor.


Hay historias médicas en orden perfecto, televisores debajo de las camas y bolsas, cajitas, mochilas  con nombres marcados con cinta de enmascarar que dicen : “ No usar “, “ Para botar “ ,“Para el día del terremoto”, “Tommy”, “Sopa Pacho”, "Vany" , “Arroz Carlos”, “No sirve , esta roto, esperemos”  y estoy seguro que tiene que haber una de esas  que diga : “En caso de un viaje a Marte” . 


Todo es posible y todo puede pasar . Es una casa que se parece a  la de los "Locos Adams", sin perder su toque de “Vecindad del Chavo” eso si,  con el glamour una casa inglesa ubicada en pleno South West londinense.


Cualquier artefacto puede fallar y se le perdona. La lavadora no tiene perdón de Dios. Trabaja todos los días. Dieciséis horas al día. Si Usted va de visita y se queda almorzando le lavan su abrigo y se lo entregan seco a las cuatro de la tarde. No son normales.


Todo allí tiene repuesto y está duplicado, menos el amor por la vida que es exclusividad de su extraña y maravillosa forma de ser.


Un café a las 9 de la mañana antes de comenzar el día de shopping. Todos los días son buenos para comprar papa sabanera para el ajiaco, o el morrillo para los almuerzos de carne hecha en la pitadora.


Un carrito de mercado con las ruedas que no dan más,  recorre la agitada topografía de los andenes bogotanos, andenes que parecen de posguerra. 


Vive cargado con la materia prima de la mejor comida del mundo -eso hay que decirlo- porque desde el momento que escogen la verdura, el sabor está en su corazón. 


Benditas sean esas manos que ponen tanto amor al más sencillo arroz blanco. Siempre sabe a gloria.


Cuando voy a la casa siempre hay una novedad , a veces extrema. Hace 15 días al llegar de visita, encontré una urna con cenizas recién salidas del horno (en serio), en el tercer escalón. 


Era pariente de un pariente, que iban a mandar a Bucaramanga por Servientrega y como en esa casa hay casi todo, el doliente vino a buscar una cajita a la medida de tan macabra encomienda. Por supuesto ya estaba preparada la etiqueta escrita en cinta de enmascarar que decía: “Cuidado. Muy frágil , viaja a su propio riesgo”


Otra de las princesas, vive en una isla de ensueño con un marinero holandés, que no habla español. Hay que asegurarse de la calidad de las traducciones, se han cometido errores de interpretación que en otros tiempos hubieran desencadenado guerras mundiales. 


No les cuento el detalle de  lo que pasó, fue una profecía fúnebre autocumplida por un error de traducción.


Pues bien, esta familia que me eligió para compartir con su extraña y divertida manera de vivir , de alguna manera, no se como,  se fué de viaje en tres aviones distintos con las condiciones de ticket más absurdas e imposibles de lograr y hoy , en la soledad de mi vecindario extraño la locura de de aquel mini palacio brota cada mañana , cuando me acerco a tomar café e ingenuamente pregunto ¿Que van a hacer hoy?


Que triste queda todo este bullicio sin ti. 


El barrió quedó en silencio. Regresa a salvo de los huracanes.




(*) Acompañante tipo merienda para el café.


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