¿Que hay dentro de las piedras?

 


Carlos Uzcátegui Briceño

Bogotá 31 de agosto de 2024


Algunos judíos rinden homenaje a sus difuntos colocando una piedra sobre sus lápidas. El significado es hermoso y la filosofía de su mensaje nos da una razón más para agradecer que los misterios del cielo sigan obrando milagros.


Yacía Isaac en lecho de muerte mientras balbuceba con delirante júbilo : “Abraham , Abraham detén el cuchillo”, recordaba así aquel momento, siendo apenas un niño, en el que escuchó la voz de Dios por primera vez, deteniendo a su padre de cumplir con la petición de su sacrificio, realizada por el mismo Yahvé. 


La imagen que se había hecho al escuchar la voz del Cielo, había quedado labrada en su memoria. Todos los días recordaba con amor, un poco de sobrecogimiento y emoción,  aquella voz que tembló sobre el altar de piedra, destinado en aquel momento para su sacrificio.


Jacob hijo de Isaac, luego de tomar para sí la bendición de su padre al hacerse de la primogenitura, que adquirió con la venia de su madre, luego que su hermano Esaú la cambió por un plato de lentejas, fue testigo de la agonía de su padre, satisfecho por el legado que le sucedería. 


Luego de la jugada planeada por Rebecca, y lograr la bendición de su padre Isaac, Jacob se fué lejos, a tierra de Labán, su tío materno.


En su viaje por el desierto yendo a tierra de su tío, una noche agotado busca donde descansar. Ve una piedra que le puede servir de apoyo, la toma como almohada, decide pasar la noche para dormir.


Esa noche sueña con una escalera adornada con toda la luz del cielo y ve un movimiento de ángeles que suben y bajan sin cesar.  


En su sueño escucha la voz de Dios, la misma que habló con su abuelo y con su padre, ahora habla con él y le dice:


Yo soy Yavé, el Dios de tu padre Abrahán y de Isaac. Te daré a ti y a tus descendientes la tierra en que descansas.


Tus descendientes serán tan numerosos como el polvo de la tierra y te extenderás por oriente y occidente, por el norte y por el sur. A través de ti y de tus descendientes serán bendecidas todas las naciones de la tierra.


Yo estoy contigo; te protegeré a donde quiera que vayas y te haré volver a esta tierra, pues no te abandonaré hasta que no haya cumplido todo lo que te he dicho.

         Genesis 28 , 10-19 


Fue en ese momento cuando Jacob entendió su llamado y el por qué era él el elegido de Dios. 


Comprendió lo que hizo su madre y justficó cosas que había tramado, que lo llevaron a este lugar que habría de ser declarado como sagrado de ahora en adelante, Betel. 


Recordó el día que Esaú -su hermano- llegó con hambre de campo y cambió su primogenitura por un plato de lentejas. 


Entendió los misterios que hicieron posible todo lo que esa noche le estaba siendo revelado en ese sueño.


La tradición asegura que esa piedra donde reposó su cabeza Jacob esa noche, era una de las piedras del altar que su abuelo Abraham había construído para el sacrificio de su padre Isaac.


Así mismo se dice que todas las otras piedras del altar que Abraham construyó en el monte Moriah, quedaron esparcidas por el desierto y que cada una de esas piedras contiene la revelación de todos los misterios de la vida de cada alma que descanse sobre una de ellas.


Misterios que sólo serán revelados el día que las almas descansen eternamente sobre alguna de esas piedras.


En el momento, los que duerman sobre una de esas piedras, verán la misma escalera que vió Jacob aquella noche y podrán comprender los misteriosos caminos de Dios.


Esos misterios que no entendemos, son su manera de hacer que cada uno de nosotros consiga su piedra del altar donde sería el sacrificio de Isaac, para poder entender sus designios.


Las piedras del altar que hizo Abraham fueron suficientes para su bendecida descendencia.


Hay quienes del lado profundo del desierto quieren robarse las piedras. Hay que cuidarlas con celo de vida.


Todos tenemos una piedra prometida, nuestra misión es mantenerla a la vista y a buen reguardo toda la vida. 


Allí dentro de esa piedra encontraremos la escalera al cielo, la misma que vió Jacob en Betel.


Perder la piedra de vista es como perder la fé. Lo sabemos, después que se extravia cuesta mucho encontrarla de nuevo.


Dentro de las piedras está la alegría de creer, de vivir con propósito, de servir, de amar ,de perdonar ,de ser merecedores de las promesas que Dios hizo a Abraham y a toda su descendencia.


Por eso, algunos judíos acostumbran llevar a las tumbas de sus muertos una piedra, para agradecer a Dios,que el alma que recién durmió sobre una piedra del altar de Abraham, en algún lugar del desierto, haya encontrado la paz al entender los sabios y extraños caminos que llevan al cielo donde vive Dios.


Y tú ¿sabes dónde está tu piedra? No la pierdas de vista.




(Cuento, sin rigor bíblico)






Yahveh dijo a Abram: «Vete de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré.

De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición.

Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan. Por ti se bendecirán todos los linajes de la tierra.» Genésis , 12


 


Comentarios