Primero viene la tormenta

 




Carlos Uzcátegui Briceño

Bogotá 10 de Agosto de 2024




Llovía tormentosamente sobre el lago Tiberíades , el Señor dormía su siesta después de una larga y agotadora campaña de proclamación de su mensaje,  liberador de almas por los caminos de Galilea.


La terrible tormenta se desató en Venezuela, era lo que se esperaba, por eso pasa lo que está pasando, no tendría sentido que fuera de otra manera. 


Cuándo los discípulos de Jesús de Nazareth subieron a esa barca, sus hombres acostumbrados a la seguridad de la tierra, no imaginaron jamás que acompañados por su Maestro, pudieran ser víctimas del ventarrón venido de la cordillera del Antilíbano, que además pudiera arruinar la travesía del bendito mar, con su Maestro a bordo.


El pánico cundió en la nave y las dudas empezaron a revolotear por la mente de los asustados discípulos.


¿Qué esperaban del Maestro, que les dijera que no se subieran porque iba a haber tormenta? No habría habido lección que aprender ni grandeza que enseñar, si esa hubiera sido la instrucción del Maestro.


Al contrario, se subió junto a todos y se acostó a dormir.


Para que el milagro sucediera y la lección de fé llegara, tenía que haber tempestad, una bien fuerte, una que pudiera erizar los pelos a todos los que estaban a bordo. Que les hiciera perder la pena y llamar a su sabio y cansado Maestro clamando:  ¡Señor sálvanos, nos vamos a ahogar¡ 


Mateo relata que en ese momento, Jesús reprendió al viento y a las olas del mar de Galilea y así llegó la calma.


Jesús va salvar a Venezuela en esta tempestad, no la podía salvar de esta tempestad. 


Algunos navegantes más atentos a la bravura del mar que estamos viviendo,  intuyeron con  certeza que los vientos de leva iban a atormentar la difícil jornada antes de llegar a la seguridad de la costa.


Como era de esperar, empezaron a hacerles preguntas sobre lo divino y la justicia del mar.


¿La tormenta era justa para los discípulos?  No, ellos solo acompañaban a su líder con sus dudas -por eso eran aprendices- pero eran leales y constantes con Él.


¿Era necesaria una tempestad así de fuerte? Definitivamente sí. Era una lección para salvar a toda una humanidad,  eso es más amor del que se pueda imaginar.


La tormenta está aquí, haciendo estragos y asustando a un pueblo inocente de su destino. Inocente de la tormenta, pero aún así, responsable de su misión frente a la historia por venir. 


Un pueblo que despierta en su convicción y llama al Señor, seguro que solo Él evitará que la barca zozobre.


El pueblo de Venezuela es un pueblo elegido y será perseverante en su fé . Está llamado a ceñirse a las barandas de la barca en medio de la tormenta y de seguir pidiendo al Señor, quien al igual que en aquella escena del evangelio de Mateo, despertará en el momento que lo considere conveniente y hará lo que sienta como justo y bueno para su pueblo amado.


Jesús nos salvará en la tempestad. No podía salvarnos de la tempestad. 


La tempestad por larga que sea formará parte de la lección, del crecimiento, del doloroso aprendizaje de un pueblo que reclama para sí la libertad que eligió.


La tempestad empezó hace 25 años y nos ha hecho crecer.


¿No lo crees? Mira quien eres ahora ¿Eres mejor ser humano que cuándo empezó la tormenta? ¿Aprecias más la historia de la que formas parte? ¿Eres más empático cuando estás en la costa y ves el barco a punto de hundirse? ¿Tienes una bandera a la mano por si la madrugada te sorprende con "ese" tweet?


Creo que en este momento de la historia estamos llamados a ser “intencionales” con el propósito que buscamos en este trance que anhelamos. 


El país que soñamos debe partir de valores que esta larga noche nos habrá permitido encontrar.


Si caemos en la tentación de la venganza, no avanzaremos jamás. Hay que dejar la puerta abierta al depredador, es lo que corresponde ahora.


La justicia importa y es el paso más importante para mantener de aquí en adelante la costa que conquistamos. Pero en este momento no podemos dejar las fieras en el jardín.


El perdón es necesario para despejar el camino y avanzar, de otra manera no saldremos de esta terrible tempestad.


Además, necesitamos suplementar nuestro momento en la historia con intenciones especiales, remontar la cuesta que nos ha dejado momentáneamente alejados de nuestro sitio de honor en la memoria del mundo.


La intención va por el lado de recrear al país bondadoso, alegre, emprendedor y resiliente que alguna vez fuimos, eso está en nuestro ADN.


Cuándo perdimos la bondad perdimos la historia que estábamos haciendo. Cuando sucumbimos a la tentación del odio.


Quizás allí destruímos la confianza en nuestro propio destino.


No tratemos de llegar al otro lado del lago para cobrar facturas, lleguemos a sembrar el sentido de la venezolanidad, del pajarillo que cantamos siempre, que estuvo  extraviado en estos momentos que casi nos costaron el alma.


Quiero dejar hoy aquí lo que pido a Dios para Venezuela, al amanecer vinotinto que habrá de llegar: paz, agradecimiento,  bondad, amor, abundancia, perdón y mucha fe .


Dormir con la bandera puesta,  atento a la historia de este nuevo amanecer, despertando al Señor del llano, del mar y de las montañas con nuestras oraciones.


Él salvará a Venezuela de esta tormenta que llegará a su final. Este pais que amamos será de nuevo la tierra que abrazó alguna vez a los que navegaron con fe sobre el mar de la esperanza, para sembrar sus sueños en esta raza de amor infinito.


Gracias Señor por despertar en medio de nuestra tempestad.


¡Tu amor por Venezuela nunca termina !


Primero venía la tormenta.








        23.Jesús subió a la barca y sus discípulos le siguieron.

24.Se levantó una tormenta muy violenta en el lago, con olas que cubrían la barca, pero él dormía.

25.Los discípulos se acercaron y lo despertaron diciendo: «¡Señor, sálvanos, que estamos perdidos!»

26.Pero él les dijo: «¡Qué miedosos son ustedes! ¡Qué poca fe tienen!» Entonces se levantó, dio una orden al viento y al mar, y todo volvió a la más completa calma.


Mateo 8, 23 -26


Comentarios

  1. Amén. Como siempre inspirando a un pueblo que ama a Dios y que está esperando que pase la tempestad

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  2. Excelente y oportuno escrito. Ojalá lo comprendamos a profundidad.

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  3. Gracias por el comentario. Están pasando cosas en esta batalla espiritual. Todo obrará para bien.

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