¿Dónde está el barco de Teseo?




Bogotá, 13 de Abril de 2024

Carlos Uzcátegui B. 



Se cuenta que Teseo al llegar en su barco a Creta después de vencer al temible minotauro, dejó la embarcación al cuidado de los atenienses, quienes lo conservaron con mucho esmero, al extremo de ir cambiando las tablas que con el paso del tiempo se iban dañando. Al cabo de muchos años las cambiaron todas ¿Será el mismo barco que dejó Teseo ? ¿Es un barco nuevo?



Cuando pienso en la esperanza que se vislumbra para Venezuela por estos días, se me ocurre hacer esta quizás inadecuada comparación, pero válida si nos dejamos permear por un poco de  filosofía y dejamos volar las consecuencias de jugar con lo que queda de nuestra mente estoica.



Recordemos y asumamos la Venezuela que dejamos amarrada en la cabeza del continente en el año 98, como aquél buque glorioso de Teseo, quizás maltrecho por las miles de batallas venciendo amazonas y centauros , pero sobre todo después de mantener a raya -hasta aquel entonces- al minotauro,  vistas así aquellas  dictaduras militares del siglo XX (previas a la actual) y la ignominia que representaron para el pueblo venezolano en el ejercicio político del país hasta el año 1958.


Ese barco de Teseo quedó amarrado allí, se mantuvo y mejor aún , durante esos 40 años, hicieron posible la gran Venezuela, a ese barco se le pusieron maderas nobles, le adaptaron un sistema de navegación, formamos grumetes en las mejores escuelas del mundo para conservar con honor el legado de Teseo, como memoria y pensando en la acción futura, en los nuevos retos que la bravía mar nos habría de brindar.


Hoy imaginando al mismo barco me daría pena escuchar a Teseo, si  viera lo que ha sido de su otrora glorioso buque insignia, de la armada mítica que derrotó a amazonas, centauros  y al mismo minotauro.


Y adecuandonos más a la historia de Teseo, me pregunto ¿que quedó de aquel barco? Porque hasta el 98 había un buque glorioso, con algunas tablas podridas, recuperable y más o menos bien preparado para hacerse a la mar. 


A veces pienso con pesimismo que muchos de los  grumetes preparados para conducir el barco navegan en otras aguas y bajo otras banderas. O quizás Cronos ya consumó su legado en la vida de algunos otrora valientes marineros.


Ese, nuestro barco de Teseo, lo han intentado borrar de la memoria colectiva. El ejercicio opresor ha jugado al desgaste moral y a la ficha casi imperdible del tiempo bajo la premisa: si se espera a que los que vieron el barco de Teseo mueran, ya nadie lo recordará, es su apuesta casi perfecta.


El barco no es el mismo, es un fantasma. Los del régimen creen que lo escondieron pero no pudieron robar las tablas más valiosas, que conservan  pocas manos, las de la dignidad, el decoro y el amor genuino por lo que esa nave significa para una historia como la nuestra. Esas tablas originales están bien escondidas y existen. 



La esperanza es que hay una generación que se la está jugando, una generación que vió el barco en su majestad, que sabe a dónde puede llegar, que tiene en su corazón oculto el plano para reconstruir la gloriosa nave.



Una generación que ha narrado a sus hijos dispersos por Atenas y Esparta, que fueron testigos de como aquella imperfecta y gloriosa nave, acogió a todos los derrotados en Acrópolis, para rehacer su sueño en la tierra de gracia, la que pisó el Almirante de la mar océana en su tercer viaje.



Son muchas las glorias que le quedan por vivir a esta nave de Teseo, es el mismo barco en esencia. Las tablas están allí , están en manos de justos y habrán de imponerse en la historia, como las que bajó Moisés después de la traición a Yavé de su propio pueblo.



Teseo sabio y prudente, no se embarcará de nuevo, comprende que los dioses saben que hay quien asuma el mando de su buque, para comandar su aventura final, la que retornará la gloria para que la nao derrote las olas de nuevo y sus tablas sean renovadas cada vez que sea necesario, como lo hacían en Creta los marineros de Atenas.



Teseo sabe que ya existe quién ponga punto final al terrible minotauro que solo sabe devorar hombres y destruir esperanzas.



En esa generación y en esas ideas está el futuro de nuestro barco de Teseo, y el de millones de almas que quieren reflotar su barco, donde alguna vez navegó un país que lideró el futuro de un continente y derrochó abundancia y su gente alcanzó para crear futuro en tierras lejanas.



Ya se empieza a dibujar de nuevo nuestro barco de Teseo, nuestro compromiso es cuidarlo con el celo de los atenienses y mantener sus tablas renovadas por el resto de la historia. 









 

Yavé dijo a Moisés: Labra dos tablas de piedra parecidas a las primeras y yo escribiré las palabras que había en las primeras que tú rompiste.

          Exodo 34, 1 



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