Bogotá 01 de Septiembre de 2023
Carlos Uzcátegui
Vivimos en medio de dos fechas inexorables, separadas por un pequeño guión que queda plasmado en la piedra donde se resume todo: nacer y morir.
Son las fechas en la que vimos la luz y cuando se apaga. Nacimiento 24/07/1783 - 17/12/1830 ,por ejemplo, fecha en la que dejamos de estar vivos, según el criterio del médico firmante del acta final.
En nuestra vida, lo que todos tenemos en común es ese guión que separa ambas fechas, se puede decir que la vida de todos se concentra en esa rayita.
La vida es finalmente lo que ocurre entre esas dos fechas. Y ese pequeño guión es igual de "largo" para todos.
Otra particularidad del curioso guión es que es idéntico y opera de la misma manera para ricos, pobres, sabios, poderosos y débiles.
Por larga que sea la vida o el recorrido de alguién , todo se resume en la pequeña rayita.
Somos lo que sucede en medio de esas dos fechas.
Si has dejado un legado , serás recordado por ello. Si tu legado ayudó, contribuyó y mejoró el curso de la historia de tu mundo, la fecha de partida será recordada con vehemencia y respeto.
Napoleón, Bolívar o tu vecino, tus abuelos, tus amigos que se mudaron de plano, todos llegan al cielo o al otro mundo, con un diminuto pasaporte, del tamaño de esa rayita, donde se resume toda una vida.
Vaya qué nanotecnología , una rayita tan insignificante concentra la biografía del más sabio o del más rico, o del más famoso,o del más pobre, o del más malo, todo pasó en ese breve carácter: (-)
No es para desanimarse, esa rayita puede estar cargada de contenido, de allí lo mágica que puede ser.
Puede estar cargada de bien , de amor, de noches de inspiración, de buenos amigos, de lecturas, de oraciones al cielo, de amor a Dios, de perdón, de construcción de sueños.
También puede estar llena de odio, rencor, envidia, falta de fé, desilusión y desesperanza.
En ambos casos el poderososo guión que todos tenemos en nuestra biografía, ya está preparado, inclemente y esperamos no impaciente, para completar los ocho caracteres numéricos faltantes, a ser definitivamente labrados en la piedra final.
Esa rayita a pesar de verse igual para todos, no lo es. Cada quién sabe lo que vive dentro de ella y el Gran Decodificador , también lo sabrá: el inefable lector de las “rayitas” que separan la vida y la muerte .
Entonces, vale la pena recordar con la mayor intensidad, los momentos cercanos a todo lo que ocurrió al lado izquierdo de la rayita, a nuestro origen: la casa y todo lo que implica, el patio, la mata de mango, las calles de cemento, los amigos, el colegio, los juegos que detonaron miedos, risas amadas con zapatos rotos, y juegos de ladrón y “poesía”: un, dos, tres por la libertad de todos.
Ese inicio de la rayita tiene música y juegos de inocencia perpetua, de los que no nos queremos separar, a pesar de las tormentas y los desencuentros cosechados por años sin nuestro permiso.
La boca recuerda los helados del Gran Detal y las preciosas huidas de lo que fueron nuestros amados peligros.
En la mitad de la corta rayita, suena la música y las canciones que nos llevaron a amar la vida.
Las que nos acompañaron a la montaña y nos hicieron imaginar que la rayita era estirable y sanforizada: eterna.
Al final de la rayita hay agradecimiento, manchado quizás con algunas resacas, nacidas en desamores, que no calmamos en la furia de la vida.
Lo peor y lo mejor de la rayita es que es igual de larga si vives uno o cien años.
Estás leyendo hoy, estás al lado izquierdo de la rayita. La impresora de los últimos caracteres aún se está cargando o está imprimiendo fechas distantes en seres lejanos. Nunca se sabe.
Es buen momento para recargar la vida de amor y apurar ese guioncito del que estamos hablando , para que complete su misión sin dejar barrancos con fallas de borde. Carreteras sin líneas equivocadas.
Piensa que hoy la vida es la suma de tu origen, del amor que diste y de las tardes cuando amaste la luna y el sol, agradeciendo a Dios por lo que nos ha durado esta bendita rayita, que tanto apego nos significa.
Deja un legado, el aire no se acabará temprano.
Pero el arcoiris durará sólo siete minutos, cuando las montañas, el sol y las nubes hablen catalán y vasco a la vez.
Vive tu rayita con todo el amor que puedas .
Nada te turbe, nada te espante;
todo se pasa, Dios no se muda;
la paciencia todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene nada le falta.
Sólo Dios basta.
Santa Teresa de Jesús
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