Carlos Uzcátegui
Bogotá 29 de Julio de 2023
Ese martes en la tarde tendría lugar la boda más famosa de la historia, todo estaba preparado para la gran fiesta, todo estaba previsto…
Una festividad como esa era para una semana de celebración. Los compromisos establecidos entre las familias que se unían en esa boda, hacía que las familias viajaran desde lugares distantes a celebrar la vida.
Mesas, música, comidas, servidumbre, el novio y sobre todo la novia estaba preparada con la ilusión más inmensa de su vida por lo que ese día pasaría.
Aunque este tipo de bodas respondía a preparados acuerdos consensuados, entre las familias “contrayentes” , esta pareja gozó de la bendición especial y era que entre los novios había verdadero amor, se expresaba en el brillo de sus rostros iluminados y en las sonrisas incandescentes que salían de su corazón y se podía observar en el aura de ellos.
Los invitados, variopintos representantes de la sociedad de la ciudad de la novia y sus alrededores , empezaron a llegar a la celebración para ser testigos del gran evento que estaba por empezar.
El matrimonio se efectuaría al aire libre . Ya estaba montado el Jupá para la celebración. Una estructura de cuatro pilares, cubierta por finísimas telas livianas, en alusión a la tienda de Abraham y Sara. Tenía entrada por los cuatro costados para recibir a los visitantes que llegaban de cualquier dirección como lo era la tienda del patriarca amigo de Dios.
Los novios según la tradición no se habían visto desde hacía una semana antes de la boda . Al llegar la novia , Davinia (amada en hebreo) según la tradición dió siete vueltas alrededor del novio Elazar (ayudante de Dios en hebreo) . Las siete vueltas representaban los siete días que duró la creación del universo.
La boda siguió con los rituales de costumbre hasta que al final de la ceremonia y antes de iniciar la celebración, el novio rompe contra el piso el vaso de vino vacío y lo hace trizas para así rememorar la destrucción del Templo de Jerusalem y la fragilidad del humano.
Y la fiesta comenzó.
Tantos invitados , era una celebración a puertas abiertas. Música , danzas y vino hacían de la larga velada una jornada inolvidable, que marcaría una eterna época.
A punto de servir la primera tanda de comida de la impresionante boda, el Rabino celebrante había cumplido con la bendición del Talmud “No existe alegría sin vino”. El día de la boda el rabino da las bendiciones sobre el vino para que los novios y todos los invitados lo puedan tomar.
Una de las más llamativas invitadas por su carismática y sencilla belleza se levanta de su mesa para saludar a su prima Isabel, ubicada en el otro extremo del florido jardín primaveral ,pasó en su recorrido, por la mesa donde estaba el padre de la novia.
El aroma del cordero y las hierbas finas ambientaba el festivo y delicioso clima de la inolvidable y perpetua boda.
En su apresurado caminar, siente un ambiente de angustia y desesperación. El vino previsto para siete días se agotaba en la primera tarde de la inolvidable celebración.
Ella no pudo evitar percibir la angustia de quien en vida de su esposo José, lo ayudó desinteresadamente y contrató con él la fabricación del mobiliario de su casa, además de recomendarle otros clientes como el Rabino de la nueva sinagoga. Se trataba de Efraím, el padre de la novia.
Regresó a la mesa donde se encontraba su hijo compartiendo con un grupo de amigos, un tanto deslucidos en su vestuario pero disfrutando el jolgorio de la tarde y le dice a su hijo al oído : “Se acabó el vino, es el momento de actuar.”
El hijo responde ¿hoy? ¿por qué? le susurró al oído a su madre . Él sabía que una actuación en público de ese calibre activaría la cuenta regresiva para tomarse su último vino.
Él no sabía que ella se sentía en deuda con Efraím, el padre de la novia. En los momentos más difíciles de la familia fué él quien consiguió la construcción del mobiliario para la sinagoga , aparte de ordenar los muebles de su casa de familia.
María sentía que era una oportunidad única para devolver el favor a quién aportó tanto para su hogar en momentos cuando era tan necesario.
Además el vino significaría mucho más para Él, pero nadie en ese momento lo podría entender. Ni su propia madre.
Uno de los sirvientes había seguido a María y ella le dijo “haga lo que le indique él”.
Los amigos del hijo de María, animados por el evento ,intuyeron que esa fiesta sería trascendente, para ellos más allá de la música y el vino que disfrutaban.
Estaban en la mesa más alegre y ruidosa de la tarde. Cantaban al amor y celebraban la vida sin nada que ocultar. Sentían un llamado pero no sabían cual. La cuenta regresiva también iniciaba ese día para ellos.
Cuando el hijo de María fue al solar de la casa, mandó a traer las tinajas de agua usadas para la purificación judía y dando gracias a su Padre las convirtió en vino.
Nadie en la fiesta lo notó, solo el capitán de meseros y el padre de la novia.
Los amigos invitados por el hijo de María, celebraron el milagro de la ronda de buen vino que llegaba.
El Influencer más importante de la historia universal acababa de cometer el milagro que daría origen a la Vida y al Tiempo, a partir de allí, el tiempo se mediría desde el día que nació el hijo del carpintero que hizo los muebles de la casa donde la boda ocurrió.
El descendiente de la estirpe de David, unigénito del Creador Universal, se convirtió en el Influencer con más seguidores de la historia, sin cámara ,dador de vida, creador de la palabra larga y densa que convirtió el mundo.
Jesús inició su vida pública esa tarde y comprendió que ya no podría correr más tiempo a su tiempo.
Todo comenzó para su historia y para los que decidan seguir amando su mensaje, que seguirá haciendo mártires y santos hasta el final de los tiempos.
Entendió la oportunidad de María de devolver la ayuda que Efraím, sin interés alguno, les había brindado en momentos de necesidad familiar.
Todo fue más divino que humano, y tan humano como el vino y la boda que se vestía de Dios sin saber su trascendencia en la fé del universo.
En la boda se danzó toda una semana, con la misma alegría de David cuando vió el arca entrar a Jerusalén.
De los novios no sabemos cómo sucedió su vida después del milagro, solo sabemos lo que pasó Canaán de Galilea aquella primavera del año 30.
Era una boda de conformes a la voluntad de Dios, que danzaron y bebieron vino hecho por Él mismo, para que los justos supieran de la presencia de Él entre nosotros y preparar desde ya la fiesta del retorno de su hijo a su casa.
Efraím , enterado de lo que sucedió , fue a buscar a María y a Jesús para sentarlos en la mesa de los novios, era lo menos que podía hacer en agradecimiento al milagro del vino que salvó la celebración de su amada hija.
Ya ellos se habían marchado sin despedirse.
Al momento de dar las palabras acostumbradas, se levantó compungido y emocionado recordando a su viejo amigo José, el carpintero, haciendo los muebles para su casa. Nunca esperó nada a cambio y menos una retribución tan milagrosa y crucial, como la que pasó ese día.
Conteniendo sus lágrimas Efraím solo atinó a decir “Baruj HaShem” (Gracias a Dios) y tomó a su hija y a su esposo en abrazo infinito y solo miraba al cielo. Y seguía agradeciendo a Yahvé.
Hasta el día de hoy se recuerda cada inicio de primavera en Canaán de Galilea ese abrazo lleno de agradecimiento a su amigo, el callado y viejo carpintero y al Dios de sus padres, el amigo de Abraham, por el milagro de la tarde más recordada de su vida y de la humanidad entera.
El Influencer de la boda sigue haciendo milagros sin usar Instagram.
Juan 2, 1-3
1 Y al día tercero se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús.
2 Fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos.
3 Y como faltase el vino, dice a Jesús su madre: "No tienen vino".
Cuento sin rigor bíblico inspirado en el fragmento del Evangelio de San Juan citado.
Comentarios
Publicar un comentario