Bogotá 5 de mayo de 2023
Carlos Uzcátegui B
"Había una tierra de caballeros y campos de algodón llamada el viejo sur."
Con este verso comenzaba la película ganadora de muchos premios: “Lo que el viento se llevó”.
Nos vamos alejando de los campos de algodón. Creo que al mismo Dios le tocó en su viaje por la creación alejarse de la comodidad de su maravilloso espacio de perfección y enviar a su hijo a los campos de algodón.
Los campos de algodón eran muy duros para cosechar antes de la mecanización.
A nosotros en particular, nos correspondió un espacio de tiempos maravillosos. Con nuevas angustias y pleno de nuevas aventuras, no deseadas quizás: necesidades creadas pero llenas de la inmediatez que necesitamos.
Satisfacción sensorial absoluta e inmediata ,música abundante y perfecta, tenemos acceso a 500 horas de contenido que se agregan por minuto a YouTube. Todo el conocimiento a un click.
Al lado de eso, nos toca vivir con temas como el calentamiento global, pandemias, el ambiente y ahora se suma la posibilidad que no exista espacio físico para almacenar toda la información digital y los millones de fotos que se producen por segundo en el planeta.
Somos víctimas de nuestros propios avances.
Lo bello es que la “nube negra” siempre ha existido y la elasticidad en la mente creativa del humano, ha podido calmar la furia de los desafíos, y ha solventado cada crisis, que desde la llegada del hombre a este planeta han sido una constante.
El arte , la creatividad , los inventos no se han detenido a pesar de los espacios y momentos más difíciles de la humanidad.
Y fueron apareciendo los caballeros y las damas con el transcurrir del tiempo, y cambiaron el mundo.
Desde el acierto de Rebeca cambiando las pieles que cubrían a Jacob, pasando por la llegada del mismo Dios en persona encarnado en Jesús.
Y llegaron más: Pablo de Tarso, Bolívar, Colón, Churchill, Isabel la Católica , Steve Jobs, todos con un cincel de tinta indeleble para firmar su legado en la historia.
Cada uno de ellos llegó con misiones de vida muy distintas y alineadas con la clara contribución a un mundo mejor según su visión. Fueron creadores de realidades a partir del poder de sus palabras y sus hechos.
Ahora, nuestra inmensa sed de poder nos ha hecho buscar siempre más. Nos ha inmerso en el mar de las dudas con respecto a temas como la fé, la libertad y hay atrevidos que hasta ponen en duda la redondez de la tierra. Eso sin hablar de la autopercepción de género.
¿Por qué? Porque estamos perdiendo la identidad. Porque no recordamos la historia, porque los héroes son impresiones en billetes que ya están en vías de ser reemplazados por el Bitcoin.
Compramos un falso discurso de igualdad, hacemos hermosos y peligrosísimos juegos de palabras en nombre de esa igualdad. Estamos construyendo la destrucción de nuestra identidad.
La igualdad como se vende hoy, es un instrumento de marketing político, hecho con fines inconfesables, que logra acumular simpatías en torno a una utopía imposible en los hechos y efectiva en sus dividendos.
La igualdad está rebasando las fronteras del sexo biológico, fin último de la ideología de género, aberrante y vergonzosa moda para el ciclo histórico que estamos viviendo.
La nueva majestad del poder gobierna en tenis ,discurre en twitter y traiciona su propio discurso “igualitario” tres veces por minuto .
Lejos quedaron los días de las jerarquías necesarias y coherentes, el desenfreno por borrar la historia está creando la histeria de lo inmediato .La posverdad manipula y deja surcos en las mentes que se alejan del conocimiento real. Es la cultura de las redes.
La verdad está en TikTok, impone el nuevo paradigma.
Los grandes medios, con columnistas reconocidos por su academia, se pintan de red social y buscan allí abrir espacios en facebook, extinguiendo el uso de sus rítmicas y constantes rotativas.
Nos quitaron el derecho a sentir el calor y el olor de la noticia hecha papel y lo aceptamos en aras de la velocidad de la super autospista de la información.
Los titulares que se creaban en la mesa de redacción, después de una discusión inteligente de sus integrantes, han sido reemplazados por la viralidad del video o por el meme del momento.
El viejo sur, ése donde se cosechaba el algodón a mano “y que el viento se llevó ” cerró en teoría, un ciclo vergonzoso de discriminación racial, cuyo proceso habría de demorar bastante años en curar cicatrices parcialmente.
Hoy se retoma la idea de reabrir heridas de color, para manipular y ejercer “opresión de opinión” montada en la idea de vender al "pobre discriminado" , que termina acumulando mayores ventajas que el supuesto discriminador. Otro "as" de la política mediática de nuestros tiempos.
Las fiestas patrias y religiosas no son más sino arquitectas de puentes festivos, la memoria de la batalla de la gesta de independencia o de la conmemoración religiosa, está ahora identificada con la cava de hielo y el reggaeton.
Hay demasiada realidad irreal, tanta virtualidad en la nueva historia, que somos testigos de la deconstrucción del invento de Gutenberg y estamos convirtiéndonos en víctimas silentes de Zuckerberg (Creador de Facebook) y la nueva historia quedará grabada en reels de un minuto.
¿Dónde estarán los nuevos Caballeros? A decir verdad tengo mi esperanza puesta en la gente nueva.
Debe estar sembrada una semilla en algunos corazones valientes, que se harán responsables de la riendas de la historia.
Una nueva cordura no necesariamente igual a nuestra visión, pero si amalgamada con la hermosura del renacimiento, en una danza consecuente y acompasada con el cambio de los tiempos, sin perder la esperanza, sin olvidar de dónde venimos.
De otra manera habremos desperdiciado la historia que le dió sentido a esta imperfecta y hermosa humanidad.
Será un tiempo de angustia, como nunca lo hubo desde que existieron las naciones hasta el día de hoy. Entonces serán salvados todos aquellos que estén inscritos en el libro.
Daniel 12.1
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