Creemos que estamos bien, nuestros recuerdos han sido trastocados por la experiencia del momento, el aroma del tiempo desaparece en fotos. La cena de fin de año sabe mejor retocada con photoshop.
La vida se aleja cada día más de las uvas del tiempo. Ahora la medimos en píxeles de fotografía tomadas con cámaras multilentes, en el reverso de ese milagro de la comunicación que se ha convertido en la extremidad de la extremidad.
Los recuerdos viven en la nube, los besos están en Instagram, los tíos que no conoces están en Facebook. No hay excusa para olvidar algún cumpleaños.
Cuando preguntas por la vida de algún familiar ausente, ya lo sabes todo por sus redes. Es solo un trámite de cordialidad, en las escasas conversaciones que subsisten, ante la mirada gacha de comensales de la cena ,embelesados con los últimos estados de la familia digital.
La inmediatez de las notas de voz se han convertido en ahuyentadoras de la ausencia y de las culpas del afecto. La aldea global del amor fraterno digital en su máxima expresión.
La vida fluye y el corazón lleva su propia historia, la no revelada. La que se construye con meses rotos cosidos por la perfección de los días. Es así que entendemos el sentido del afecto, o el encuentro con ese momento, donde como hoy, cierras un tramo y piensas hacia adelante, superando ese trozo de vida que abonó de sabiduría la inefable alameda de tus decisiones.
Cada año cierras un ciclo que queda guardado en la memoria y lo que va a perdurar en el recuerdo, ahora está en los gigas del tiempo, que a diferencia de las uvas, no se van a comer, se van a almacenar en la nube y cada año traerán la memoria de alguien o de un momento especial a la orden del teclado.
Este año te invito a atravesar una nueva puerta. A transformar los gigas del tiempo, a entender -más allá de lo gráfico y perfecto de la vida on-line- tus palabras, la manera de conversar contigo, a partir de este año den un nuevo sentido y conexión a tu ser.
Somos sentimientos con vocación de pensar .Esta noche, terminando este ciclo, te invito a salir de los gigas del tiempo, te invito a llenar tus días de asombro y sorpresa.
Maravillate por el diseño Divino, por lo multiforme del agua, por la travesura de las flores que nacen cada mañana y por la sabiduría de los animales que nos invitan a entender un sentido especial de la vida. Sin envidia y con propósito.
Amar el inexplicable dibujo de esa montaña que ves cada amanecer. Dejar que el asombro de lo cotidiano inunde los días.
Agradecer el llamado a la presencia de Dios de quienes amas. Eso es libertad.
Disfrutar la música del sol cuando sale y permite a la lluvia tallar la nueva versión del planeta.
Sentir las maravillas que tus palabras construyen, diseñar tus pensamientos a partir de tus conversaciones.
Guardar tus nuevos gigas del tiempo, naciendo de un nuevo lenguaje, consciente de saber que las definiciones que usas son de tu exclusiva elección.
Gracias Dios por el libre albedrío.
Elige tu mejor año, elige tus mejores palabras para cada emoción vivida y por vivir.
Agradece y vive este año en armonía con tu propia conversación .
Carlos Uzcátegui
Juan 1, RV 1960
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Extraordinario hermano !!
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